miércoles, 5 de diciembre de 2012

Gonzalo de Berceo




            Escritor medieval que fue primer poeta en lengua castellana con nombre conocido. Nació el año 1196 en Berceo y murió el año 1264. Fue clérigo y vivió en el monasterio de San Millán de la Cogolla (Logroño), donde se ordenó sacerdote. Estudió en la Universidad de Palencia donde consiguió su título de maestro. Es el primer representante del llamado «mester de clerecía» Berceo inauguró la senda de la poesía erudita, en contraposición con la desarrollada por la poesía épica popular y la de los juglares.
            Sus obras, escritas en cuaderna vía (estrofa de cuatro versos alejandrinos monorrimos) como era habitual en el «mester», son estrictamente religiosas y se suelen clasificar en tres grupos: vidas de santos, obras marianas y obras de temática religiosa más amplia, de tipo doctrinal.
            Con el mester de Clerecía nacela conciencia de autoría. Gonzalo de Berceo, primer poeta castellano, abandonó el anonimato propio de la épica y proclamó orgulloso su nombre ‘’Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado’’.
            Como otras producciones del mester de clerecía, los textos de Berceo responden a un plan de la Iglesia: el IV Concilio de Letrán determinó la necesidad de una cambio de educación tanto de clérigos como de laicos; era preciso instruir sobre todo al bajo clero, ignorante y sin formación religiosa.
            Los poemas de Berceo se dirigen a monjes, sacerdotes y novicios, quienes transmitían la enseñanza de la doctrina cristiana a sus fieles por medio de la predicación en lengua vernácula, tal como se estableció Letrán.
            En la producción berciana, se distinguen tres tipos de obras: Obras hagiográficas, Obras marianas, y Obra doctrinal

Milagros de nuestra señora
En la obra, Milagros de nuestra señora Berceo exalta el poder mediador de la Virgen en la salvación de las almas. La obra se estructura en dos partes: una introducción y veinticinco milagros.  
            La introducción: el protagonista es el narrador, que se identifica con el propio Berceo. Se presenta como un romero que entra en un jardín descrito como un locus amoenus (lugar agradable). Por alegoría, este lugar se asocia con la Virgen María, símbolo de la recuperación del Paraíso. El romero, a su vez, simboliza al hombre caído que anda en busca de la gracia perdida.
            Milagros: Las veinticinco narraciones ejemplifican la acción misericordiosa de María y su poder intercesor ante Cristo, y funcionan como demostración de la doctrina expuesta en la introducción.
            La Virgen María aparece caracterizada en términos humanos: es maternal, aunque también autoritaria, fuerte y severa. En cada relato, premia, castiga o socorre a sus devotos en peligro. Los personajes terrenales son individuos vinculados a la Iglesia.
Es una antología de milagros, pero esta falta de originalidad no disminuye la obra de Berceo. El valor poético de su obra reside en la humanidad, sencillez y el realismo con que presenta estos relatos.

El estilo de Berceo.
            Berceo es un profundo conocedor de la lengua romance: usa las formas sintácticas mas complejas y crea nuevas palabras por derivación. Utiliza la retórica no solo como adorno de lenguaje, sino también con el fin de dar sentido cristiano a las fuentes latinas. En sus textos abundan las comparaciones, las bimembraciones, las metáforas, los cultismos, las hipérboles, las anáforas, y los diminutivos. Emplea recursos juglarescos, como el uso frecuente del  vocativo y del estilo formulario.
            Adapta el contenido de su obra a las situaciones propias de la vida cotidiana de su público relacionando lo sobrenatural y lo cotidiano. Utiliza un lenguaje con naturalidad y frescura usando expresiones sencillas y palabras de uso corriente y popular. Utiliza metáforas, comparaciones y refranes relacionados con la vida de los campesinos

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